Invitamos a toda la Comunidad de Fe y Luz y de nuestra Parroquia a participar de nuestro Aniversario y Fiesta de la Luz este domingo 5 de febrero del 2012 a las 6:00 pm. (Santa Misa)
3/1/12
19/9/07
Discurso
PALABRAS DE JUAN PABLO II
A "FE Y LUZ"
A "FE Y LUZ"
Jueves 26 de septiembre de 2002
Queridos amigos:
Queridos amigos:
Me siento particularmente feliz de acogeros a vosotros, que representáis a la Asociación internacional "Fe y Luz", y saludo muy especialmente a Marie-Hélène Mathieu y Jean Vanier, sus fundadores.
Vuestro movimiento, nacido en Lourdes, ha recibido mucho de la gracia de ese lugar particular, donde los enfermos y los discapacitados ocupan el primer puesto.
Al acoger a todos los "pequeños" marcados por una discapacidad mental, habéis reconocido en ellos a testigos particulares de la ternura de Dios, que nos pueden enseñar mucho y ocupan un lugar específico en la Iglesia.
En efecto, su participación en la comunidad eclesial abre el camino a relaciones sencillas y fraternas, y su oración filial y espontánea nos invita a todos a dirigirnos a nuestro Padre del cielo.
Pienso igualmente en sus padres que, gracias a vosotros, se sienten sostenidos en su sufrimiento y ven cómo su tristeza se transforma en esperanza, para acoger con humanidad y con fe a sus hijos discapacitados. Descubren el camino de conversión que el Evangelio abre al hombre: por la cruz, expresión del "mayor amor" del Señor a sus amigos, cada uno puede participar en la vida de Dios, que es amor.
Quisiera daros una vez más las gracias por vuestro testimonio en nuestra sociedad, llamada a descubrir cada vez más la dignidad de los discapacitados, a acogerlos y a integrarlos en la vida social, aunque queda mucho por hacer para que se respete verdaderamente la dignidad de todo ser humano y jamás se atente contra el don de la vida, especialmente cuando se trata de niños discapacitados. Trabajáis en este campo con generosidad y competencia.
Felicito también por su valor a las familias y a las asociaciones que se ocupan de los discapacitados, pues nos recuerdan el sentido y el valor de toda existencia.
Queridos amigos, al encomendar vuestro encuentro a Nuestra Señora, os deseo un trabajo fecundo, para renovaros en la fuerza de vuestro compromiso al servicio de una causa hermosa y noble.
A cada uno de vosotros, y a todos los que representáis, imparto de corazón una particular bendición apostólica.
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